El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde”
(Gabriela Mistral)
(Gabriela Mistral)
No hay duda que la poetisa Gabriela Mistral tiene muchas frases que calan en lo más profundo de nuestro ser, sobretodo cuando son frases de educación y somos docentes. Cada una de sus palabras me hacen pensar en el trasfondo de éstas y debo reconocer que no siempre concuerdo con lo que quiere decir, sin embargo la mayoría de las veces si le encuentro sentido y me estremecen sus frases.
No todos los poetas logran este sentimiento y estas ganas de buscar el verdadero sentido de las palabras, sólo lo provoca Pablo Neruda y Gabriela Mistral, ambos exponentes máximos para mí de la poesía chilena y de los cuales me enorgullecen y son dignos para conmemorar.
En esta ocasión quiero exponer la frase de Gabriela mistral que dice: “El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde”. Esta frase tan corta pero que a la vez dice bastante es lo que deberíamos tener claro todas las personas que elegimos ser docentes y contribuir en la vida de todos y cada uno de los niños que tenemos en nuestras aulas. Muchas veces nos olvidamos que en cada clase debemos dar lo mejor de nosotros mismos, y a veces por problemas de gestión (que es mi caso) llegamos a nuestras salas de clases sin mucha motivación y esto nos lleva inevitablemente a un clima de aula hostil, que es fácilmente perceptible por nuestros niños.
Desglosaré la frase ya antes mencionada para analizarla en dos partes; el futuro de los niños es siempre hoy, claramente el futuro de los niños lo tenemos en nuestras manos, los conocimientos son necesarios en el momento justo cuando debe ser y de la manera que deben ser entregados, pero no solo quiero hablar de conocimiento puro sino de los aprendizajes que van de la mano con valores que hoy en día están tan olvidados. Como profesora día a día debo levantarme con la convicción de que el futuro de mis niños yo lo estoy forjando en mi espacio correspondiente (el aula) y no debiese justificarme con que otro docente debe hacer lo que yo por obligación y derecho del niño debo entregarle mientras estén bajo mi cuidado.
No solo forjo el futuro de los niños en mi accionar dentro del aula, también lo hago y lo debemos hacer en el establecimiento, en la calle y en cualquier lugar, porque nuestra labor no solo es dentro de un colegio sino que es una labor de toda la vida, en donde nuestras acciones enseñan más que las palabras.
La otra parte de la frase “mañana será tarde”, es la que remueve más mi conciencia y espero que la de los demás docentes, ya que lo que no se hace en un momento determinado puede traer graves consecuencias, lamentablemente no se puede volver el tiempo atrás para remediar algo que después del tiempo nos dimos cuenta del error. Este parte del trabajo docente es la más importante, debido a que no podemos cometer errores que marquen a nuestros niños, ya sea, con una mala palabra, un conocimiento mal enseñado, un consejo mal dado o comentarios que pueden influir en el actuar de los estudiantes.
Que difícil es nuestra labor, pero cuando no se olvidan frases tan importantes como esta, tenemos como recompensa final nuestra tranquilidad personal, profesional y sobretodo el reconocimiento de nuestros niños. Que gratificante es cuando un estudiante nos dice “gracias tía por su consejo” o después de unos años vemos niños tan bien formados, que nos sentimos parte de esa formación y es algo que no tiene precio y creo que ninguna otra profesión puede tener el placer de decir lo mismo.
En conclusión creo que debemos tomarle el peso a cada accionar de nuestra labor y concientizar la frase de Gabriela Mistral, ya que en nuestras manos esta el futuro de muchos niños, pero no olvidemos de que el futuro de ellos está hoy en nuestras manos…porque mañana será demasiado tarde.
Finalmente quiero rescatar dos frases del educador brasileño Paulo Freire que se consolida con la frase de Gabriela Mistral:
“Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa”.
“Enseñar exige la corporización de las palabras "por el ejemplo"
María Paz Guzmán M.
Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra
Este es uno de los temas que más destaco del listado de reflexiones pedagógicas expuestas por Gabriela Mistral durante su ejercicio docente.
Principalmente, porque creo que yo como docente y cualquiera que realizare esta labor, debe enseñar en todo momento con un ejemplo, donde quiera que esté, ser un modelo a seguir, ya sea en la escuela con sus pares, en el patio con los niños y auxiliares, en el aula con los estudiantes, en la casa con la familia, en el supermercado, al subir a la locomoción colectiva y al pasear con su pareja o amigos por la calle.
Porque el docente muchas veces dice o enseña a los alumnos, esto es malo y por tanto no lo deben hacer, porque será sancionado y a veces uno fuera del aula hace cosas peores sin darse cuenta que los niños observan y muchas veces dejamos de ser un buen ejemplo para ellos. Debemos ser coherentes con nuestro decir y actuar.
Me he encontrado con testimonios de estudiantes donde se habla que cierta profesora les prohíbe comer en clase, pero ella lo hace, se sienta con su tazón de té y un queque en pleno desarrollo de la clase, o con docentes que comen chicle mientras hacen la clase, otros que instruyen a los estudiantes en clases de educación física e invitan a cuidar su salud y ellos fuman o son sedentarios y gordos porque se alimentan mal.
Existen también aquellos profesores que exigen puntualidad y llegan a sus trabajos atrasados y sin preparación alguna para realizar sus clases e improvisan y muestran inseguridad, pero a la hora de realizar una prueba les exigen a los estudiantes estudiar y prepararse. Y muchas otras cosas peores aún, como decir groserías en presencia de niños o expresarse mal de la gente y tener una actitud violenta, cuando debemos ser personas pacíficas y positivas.
Estas son algunas cosas que los docentes no contemplan en su diario vivir, pero nuestra profesión nos demanda a enseñar en todo momento con un ejemplo, no olvidar que en todo momento nos podemos encontrar con nuestros alumnos o apoderados donde quiera que vayamos. El siempre tener un buen trato, ser amables, atentos con el prójimo, preocupados por el bienestar del otro, demuestra la calidad de ser humano que somos y les da a conocer al apoderado o al aprendiz que quien los guía es un buen ejemplo a seguir.
Hoy recordaba que hace pocos días atrás dos niñas de mi curso se me acercaron pidiéndome por favor que me quedara todo el año con el curso, porque se han encariñado conmigo, porque no sólo han aprendido mucho en Lenguaje, en Ciencias Naturales o en Artística, sino que han subido sus notas, han mejorado su conducta y eso habla bien de mí como guía, pero cuando estas niñas me dijeron que lo más importante de todo es que “usted es una profesora con valores” y eso necesitamos, es amorosa, no nos grita, nos escucha, podemos confiar en usted, nos apoya y nos defiende, en ocasiones ha tenido que sacar la cara por nosotros, pero siempre nos ha dejado bien parados.
Con esta vivencia sólo me queda pensar con qué clase de profesores se están educando o mal educando los niños de mi país.
Profesores, de poco nos sirve capacitarnos o especializarnos en ciertas áreas, si el área más débil de nuestro ser es carecer de valores y de amor. Les invito a ser un guía positivo y a demostrar que ser profesor es la carrera más hermosa, porque ayudamos a crecer a muchos niños que talvez en casa no tienen una palabra de aliento o se les sierran las puertas a un futuro que nosotros como docentes les podemos abrir.
Recordemos que los niños hoy en día pasan más tiempo en la escuela que en su propia casa y que mucho podemos hacer por ellos, a ser personas de bien en un futuro. No olvidemos que Enseñamos Siempre y que marcamos de por vida a personitas pequeñas corporalmente, pero con un gran corazón y con mucha hambre de aprender.
Autora: Nazaret Poblete Aroca.
Profesora de Educación General Básica
Universidad Diego Portales
Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas
Cada día las escuelas toman un rol más importante en nuestra sociedad, son las responsables de cuidar, educar y entregar afecto a todos los niños que pasan por éstas, sumándose este diario vivir en parte importante de nuestras vidas. ¡Pero! Qué son las escuelas? Son un lugar grande y cómodo o son instituciones encargadas de enseñar y educar a los niños, nombre mencionado en muchas oportunidades por el Mineduc y Gobierno del País. NO SEÑORES, las escuelas somos los profesores sin nosotros no existirían las escuelas y el arte de enseñar. Somos los profesores quienes recibimos todos los días a sus hijos para cuidar, educar y dar amor, creando un ambiente ideal para que ellos se sientan como en su casa y con personas que se comporten como sus padres, a los cuales muchos niños no disfrutan, ven o conocen muy poco.
Tenemos la misión de educar a sus hijos pero también les damos amor y los escuchamos cuando tienen problemas. Todas estas labores, responsabilidades y obligaciones tiene un profesor con sus hijos, pero también debemos dar cuentas de nuestro trabajo a la escuela, apoderados, ministerio de educación y gobierno.
Nuestra labor docente no termina cuando su hijo se retira de la escuela, nosotros debemos seguir trabajando para entregarle a su hijo una educación de calidad y acorde a sus necesidades intelectuales.
Realizamos las clases, preparamos material, revisamos pruebas ¡ Ufff! son muchas las cosas que debemos hacer antes, durante y después de enseñar, pero el tiempo no alcanza debemos seguir trabajando en nuestras casas muchas veces de noche y fines de semana, pero debemos responder ante la educación y vida de sus hijos. Y bien les digo de sus hijos porque los nuestros los debemos descuidar, nuestro 90% de vida es para la escuela nuestra vida propia pasa a no tener tiempo, nuestras responsabilidades con uno misma, mujer, esposa, madre, hija, etc no las podemos concretar por completo y es así como nuestros hijos de suman a los muchos niños que día a día debemos atender y comprender.
El exceso de trabajo en las escuelas nos deja con casi nada de tiempo para uno misma.
Paulina Torres González
